
La gestión socialista santafesina terminó el año con una
dura derrota legislativa a manos del justicialismo, que volteó tanto el presupuesto diseñado por el Ejecutivo provincial para 2010 y con una polémica reforma tributaria. Según el gobierno,
se han cercenado 600 millones de pesos indispensables para pagar los salarios estatales en tiempo y forma. La oposición dice
que frenó un impuestazo. (Una pregunta: ¿será que a nivel nacional se observará una situación similar entre Ejecutivo y Congreso? ¿O el kirchnerismo sabrá tejer las alianzas a tiempo?)
Mientras la gestión Binner aún muerde el polvo de la derrota, comienza a delinear un nuevo frente de batalla para el inicio de 2010: el control de los hospitales públicos, donde el gobierno
pretende eliminar los consejos directivos. Entre otros escollos, allí se toparán con el poder de los gremios, fundamentalmente de UPCN, con gran peso en las decisiones de los hospitales. El ministro Capiello, entre los argumentos de la iniciativa, expone la necesidad de
centralizar las compras. ¿Se hizo demasiado evidente que este, el de la compra de medicamentos, es uno de los flancos más corruptos de la administración pública?